Con esta gran pregunta presenciamos Los Climas de Nuri Bilge Ceylan (Iklimler, Turquía 2006), sin duda, una de las galas del festival.
El recurso del director es en suma sutil: tomas prolongadas con mínimos diálogos y cuidadosamente ambientadas -objetos, gestos, miradas, parajes, colores-; y sobre todo, una absoluta introspección psicológica de los personajes.
La cinta cautiva y seduce desde el inicio, -¿por qué?- porque muestra cuán mezquinos podemos ser los humanos, cuánto daño podemos infligir a los otros y a nosotros mismos. La película también agota al espectador, -¿por qué?- porque a modo de efecto brechtiano le echa directamente a la cara la hipocresía, el egoísmo y la perversión contenidos en cada individuo, así que cuando uno abandona la sala, siente que ha sido apedreado y no sabe ni de dónde ha venido semejante piedra.
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