Hoy celebramos en México el Día de los Muertos, una tradición que -particularmente en el centro del país-, toma un matiz peculiar en nuestra cultura.
Desde hace cinco años, no deja de sorprenderme lo maravillosa que luce la Avenida Reforma con todos esos botones naranjas que no sólo la llenan de colorido, sino que además la dotan de ese suave olor típico de las flores que adornan el camino de los muertos, de acuerdo con la tradición religiosa prehispánica.
Otra cosa que siempre me ha impresionado es el ingenio y el afán de la escritura de calaveritas - ¡qué cosa más curiosa! - y más aún, se regalan calaveritas de chocolate -mmmm-, así como en el norte regalamos indistintamente, sombreritos de copal.
Y ni qué decir de las ofrendas, si yo acostumbrara a poner altares en casa -y en verdad me gustaría adquirir la tradición- pondría una foto de George Harrison, otra de un gran amigo que murió hace 8 años, al que extraño mucho, y también una foto de mis perritos gemelos fallecidos hace unos pocos meses, Edipo y Malakas.
Una particularidad más del ingenio mexicano, es el epitafio. Justo hoy paseaba por la ciudad y vi muchos y muy divertidos mensajes de los habitantes del otro mundo. Qué hecho más curioso, sin duda, que la tradición de la escritura del epitafio, como género poético, haya encajado a la perfección en el culto a la muerte de nuestra cultura, la muerte, que no ha obtaculizado la trascendencia de hombres ilustres que permanecen en nuestra memoria por sus obras y por el sello que de su existencia atestiguan sus epitafios.
Hoy por la tarde, mientras caminaba y veía tantas y tantas tumbas montadas en ocasión del Día de los Muertos, recordé cúanto me gustan los epitafios, recordé mis epitafios favoritos:
Desde hace cinco años, no deja de sorprenderme lo maravillosa que luce la Avenida Reforma con todos esos botones naranjas que no sólo la llenan de colorido, sino que además la dotan de ese suave olor típico de las flores que adornan el camino de los muertos, de acuerdo con la tradición religiosa prehispánica.
Otra cosa que siempre me ha impresionado es el ingenio y el afán de la escritura de calaveritas - ¡qué cosa más curiosa! - y más aún, se regalan calaveritas de chocolate -mmmm-, así como en el norte regalamos indistintamente, sombreritos de copal.
Y ni qué decir de las ofrendas, si yo acostumbrara a poner altares en casa -y en verdad me gustaría adquirir la tradición- pondría una foto de George Harrison, otra de un gran amigo que murió hace 8 años, al que extraño mucho, y también una foto de mis perritos gemelos fallecidos hace unos pocos meses, Edipo y Malakas.
Una particularidad más del ingenio mexicano, es el epitafio. Justo hoy paseaba por la ciudad y vi muchos y muy divertidos mensajes de los habitantes del otro mundo. Qué hecho más curioso, sin duda, que la tradición de la escritura del epitafio, como género poético, haya encajado a la perfección en el culto a la muerte de nuestra cultura, la muerte, que no ha obtaculizado la trascendencia de hombres ilustres que permanecen en nuestra memoria por sus obras y por el sello que de su existencia atestiguan sus epitafios.
Hoy por la tarde, mientras caminaba y veía tantas y tantas tumbas montadas en ocasión del Día de los Muertos, recordé cúanto me gustan los epitafios, recordé mis epitafios favoritos:
- En la tumba de Nikos Kazantzakis versa:
"Nada espero,
Nada temo,
soy libre."
-En las Termópilas -unas puertas en forma de torres en la región central de Grecia donde se libró una trágica batalla contra los persas- hay una gran placa con un mensaje aparentemente sencillo, pero una vez que se entiende el hecho histórico, la escritura cobra un significado muy imponente:
"Extranjero que pasas,
cuando vayas a Esparta,
diles a los lacedemonios que aquí yacemos en paz,
y que vivimos, combatimos y morimos con el honor
de ser fieles a nuestras creencias".
- Hace más de un mes, vi una película mexicana que se llama El Mago, donde el protagonista prepara su propio epitafio:
"Vine, hice mi desmadre y me fui".
- Epitafio de Moliere en Versalles:
"Aquí yace Moliere, el rey de los actores.
En estos momentos hace de muerto
y de verdad que lo hace muy bien".
Me fue difícil pensar en un epitafio para mí, pero al final, lacónicamente y en caso de ser necesario, me gustaría hacer saber a la gente cercana a mí, que viví muy feliz y en una placa debiese decir "aquí yace y hace bien." Claro que con más inspiración e ingenio -si tuviera la costumbre de hacer calaveritas- me hubiera gustado escribir algunas líneas más poéticas, mas, por lo menos hoy, no se me ocurrieron.
¿ Qué diría tu epitafio?
¿ Qué diría tu epitafio?
1 comment:
SIN DUDA MI EPITAFIO DIRÌA:
"SÒLO FUE UNA SIMPLE MORTAL, QUE DE TAN SIMPLE... FUE MUY COMPLICADA"
LIX
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