Increíble es la imaginación de los narcotraficantes y su ingenio...
Hace unos días leía en el periódico que habían detectado un cargamento de cocaína distribuida dentro de unas empanadillas, entonces me acordé de muchos otros modos de transportar droga.
Cuando era muy chica, recuerdo bien que en el aeropuerto de Mazatlán atraparon a una mujer que tenía unos cuantos kilos de cocaína injertados en las nalgas, sí, todo se debió a que un policía que miraba con cierto morbo al ejemplar en cuestión, notó que ese derriére era sobrehumano... Luego también se supo de los implantes de busto y pantorrillas de unas mujeres contrabandistas.
Por supuesto, niños y adultos han sido narcotizados al cruzar la frontera llevando dentro algunas considerables cargas y entregas, cuando van vivos, porque también se ha sabido de cadáveres repletos de sustancias psicotrópicas.
Los músicos no se han quedado atrás en estos menesteres, supe una vez que el padre de una compañera de escuela había sido detenido por transportar ciertos tipos de droga dentro de los neumáticos del autobús en que llevaba a un conjunto musical a una ciudad más al norte, más aún, la Tambora, el Bombo y la Tarola -¡¡tan típicamente sinaloenses!!- iban repletitos con una entrega pactada.
Bueno, ni qué decir del contrabando de droga en las cárceles, donde se utilizan todos los medios disponibles, huecos corporales, tortas, latas y otras formas alimenticias: un día supe de unos chiles curtidos rellenos de cocaína, y ¡claro! latas con supuesto orégano perfumado de marihuana, recuerdo que ese fue otro caso muy sonado en Sinaloa, hasta un corrido compusieron, ¡imagínense!
Hace unos días leía en el periódico que habían detectado un cargamento de cocaína distribuida dentro de unas empanadillas, entonces me acordé de muchos otros modos de transportar droga.
Cuando era muy chica, recuerdo bien que en el aeropuerto de Mazatlán atraparon a una mujer que tenía unos cuantos kilos de cocaína injertados en las nalgas, sí, todo se debió a que un policía que miraba con cierto morbo al ejemplar en cuestión, notó que ese derriére era sobrehumano... Luego también se supo de los implantes de busto y pantorrillas de unas mujeres contrabandistas.
Por supuesto, niños y adultos han sido narcotizados al cruzar la frontera llevando dentro algunas considerables cargas y entregas, cuando van vivos, porque también se ha sabido de cadáveres repletos de sustancias psicotrópicas.
Los músicos no se han quedado atrás en estos menesteres, supe una vez que el padre de una compañera de escuela había sido detenido por transportar ciertos tipos de droga dentro de los neumáticos del autobús en que llevaba a un conjunto musical a una ciudad más al norte, más aún, la Tambora, el Bombo y la Tarola -¡¡tan típicamente sinaloenses!!- iban repletitos con una entrega pactada.
Bueno, ni qué decir del contrabando de droga en las cárceles, donde se utilizan todos los medios disponibles, huecos corporales, tortas, latas y otras formas alimenticias: un día supe de unos chiles curtidos rellenos de cocaína, y ¡claro! latas con supuesto orégano perfumado de marihuana, recuerdo que ese fue otro caso muy sonado en Sinaloa, hasta un corrido compusieron, ¡imagínense!
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