Sunday, July 15, 2007

Expedición al Cono Sur (VIII)

Buenos Aires de Noche...





Por una cabeza

todas las locuras

su boca que besa

borra la tristeza,

calma la amargura.


Por una cabeza

si ella me olvida

qué importa perderme,

mil veces la vida

para qué vivir...


Cuántos desengaños, por una cabeza,

yo jure mil veces no vuelvo a insistir

pero si un mirar me hiere al pasar,

su boca de fuego, otra vez, quiero besar.


Basta de carreras, se acabó la timba,

un final reñido yo no vuelvo a ver,

pero si algún pingo llega a ser fija el domingo,

yo me juego entero, qué le voy a hacer.


Paseando por el barrio de Palermo, encontramos muchos lugares interesantes. Desde luego no se escuchan tangos por doquier, debe ser eso un mito y nada más.

Buenos Aires está hecho para caminar... por supuesto, han de llevar la cabeza gacha, excrementos por doquier; quizás porque aquí está muy arraigada la profesión de "paseador de perros" y no existe el cuidado adecuado. Es de lo más común ver chicos con una jauría de perros paseando por la ciudad mientras se escucha el tradicional sonido de BA: shif shif shiiiiif fiiiis fiiiis.


Llegamos a un hermoso lugar para comer, se llama Troya y es una casa vieja dividia en cuartos de colores, vamos a la habitación roja y celebramos nuestro arribo a la ciudad y el gusto por conocer a estos nuevos amigos. Pedimos las tradicionales picattas bebemos vino hasta hartarnos, seguimos comiendo... cordero al marroquí, setas, carnes, carnes... decidimos continuar en algún bar. También había que probar la cerveza nacional.


Regresamos tarde a casa. ¡Qué curioso! En Buenos Aires también es un decreto que no se fume en lugares cerrados, mis amigos sufren.

He aprendido vocabulario, particularidades de la vida bonaerense, he tenido charlas filológicas... apenas llevo unas horas aquí y me parece que hace años desembarqué del muelle proveniente de Montevideo, esa sensación de comodidad genera Buenos Aires, es una ciudad absolutamente viva y acogedora... uno se siente muy cómodo.


A la mañana siguiente desayunamos en casa con estilo griego, viandas sobre la mesa... ¡qué suerte! Los chicos tienen algo de chile para untar en mis alimentos... escuchamos música cretense y charlamos. La cuestión de la dialectología toma múltiples matices, Dimitra me ha dicho que es pontia, para mí, tiene un acento que no había escuchado, y que por momentos se me dificulta, así que me mira y me habla más lento, a estas alturas ya se percató que mi nivel de griego no da para estas cosas, además, estoy conmocionada por estar en Argentina y tantas emociones me hacen lo más torpe, incluso al expresarme en castellano; así, me cuenta de su encuentro y amistad con Jorge Volpi en Salamanca. Tassos vivió en Creta mucho tiempo, se divierte enséñándome algunas palabrotas de la región "aneróbulos"; Yorgos me dice que jamás la ha escuchado y que ningún griego se ofendería al escucharla aún cuando sea una ofensa cretense conocida.

Emprendemos la aventura por la ciudad.

Hoy encontraremos a Santiago, un argentino que vivió mucho tiempo en el Distrito Federal. Caminamos por la calle de Florida; yo insistí dado que recordaba que Borges y sus cuates tomaban café ahí. Es una avenida larguísima, hoy en día parece un gran mall, todos nos ofrecen tarjetas con propaganda de fábricas y al darse cuenta de que "somos" mexicanos evitan decirnos la palabra "chaquetas" y nos ofrecen "chamarras". Nos causa risa su prudencia.

Llegamos hasta la catedral -¿habrase visto semejante cosa?- parece un Partenón, así que entro a verificar que sí sea en efecto una iglesia. Frente a ésta, la Plaza de Mayo, la famosa plaza de las madres de mayo, es jueves, así que las madres se reunen a caminar en torno a ella, el círculo de andanza está enmarcado con pañuelos blancos sobre la banqueta y de frente, La Casa Rosada, toda imponente. A mí me recuerda a un pastel de fresa... debo estar muy pueril este día.
Vamos de nuevo por la Florida, tomamos el "subte" más tarde regresaremos a comer a San Telmo y a pasear por Puerto Madero.