Hay que ver la exposición temporal que muestra actualmente el Museo Nacional de Antropología, Persia: fragmentos del paraíso. Tesoros del Museo Nacional de Irán.
El montaje de la exposición es, como de costumbre, impresionante pues hace uso de todos los recursos tecnológicos e interactivos posibles: videos explicativos, aromas, reconstrucciones digitales de los objetos expuestos, juegos de luces, lupas para observar mejor los detalles de los grabados, audio, efectos de luces, fotografías, etcétera.
La exhibición consta de 376 piezas -al parecer 60 de ellas nunca habían salido antes de Irán- y muchas son impresionantes; recuerdo una urna en forma de ave que me causó gran impresión, primeramente porque nunca había visto ese color, un azul opaco, cenizo y agraciado -luego descubrí que era pasta de lapislázuli-, me acerqué y observé la pieza, tenía talladas plumas en toda su superficie con una precisión inigualable -segunda sorpresa-, y finalmente vi que databa de 2000 años de Cristo, me impresionó sobremanera.
Aprendí muchas cosas en esa tarde que visitaba esta exposición, por supuesto, recordaba haber estudiado la cultura de mesopotamia en la escuela, y algo del detallado estilo de arte persa, recordaba los toros alados y los frizos de los palacios de aquellos legendarios Reyes de Reyes. Pero nunca estuve más al tanto de la condición milenaria y de todos los grandes imperios que se desarrollaron en el vasto territorio que actulamente ocupa la República Islámica de Irán.
Todos los imperios que coexistieron en esta región tuvieron en común, entre otras cosas, la riqueza y la bonanza comercial, por ello, y gracias a la estabilidad que habían logrado sus gobernantes desarrollaron semejantes manifestaciones artísticas, por ejemplo, labrar monumentales puertas de oro, o decorar las pesas para usos de intercambio mercantil.
El recorrido consta de 6 grandes salas, cada una de ella alude a diferentes imperios:
El paraíso primigénio muestra algunos hallazgos de los periodos neolítico y paleolítico, ya asombrosos, recuerdo por ejemplo, unos barrotes de cerámica para ventana que tienen partes alternadas de vidrio para lograr efectos de luz en los interiores; en El Paraíso Fragmentado, vemos la diversidad geográfica del rango que hoy ocupa Irán, mismo donde se formaron los imperios que se mostrarán en las salas siguientes; La Construcción del Paraíso alude a la formación y proezas del Imperio Aqueménida, mismo al que pertenecieron los reyes Darío, Jerjes y Artajerjes, muestra una reconstrucción digital de Persépolis y la destrucción de la misma a manos del ejército de Alejandro Magno; El Paraíso Recuperado exhibe la civilización de Partos -en la vida había escuchado algo al respecto-, se muestran grandes proezas de orfebrería, joyas, y grabados de los famosos jardines de Persia; La Reinvención del Paraíso expone la grandeza de otra civilización, el pueblo de los sasánidas, recuerdo tablillas en escritura cuneiforme, y una magnífica puerta grabada con tal precisión matemática para que la vista observe el conjunto y no un sólo punto -asombroso, y el efecto geométrico sí funciona-; y finalmente La Evocación del Paraíso muestra la fusión de todos los imperios anteriores con el Islam, hay una sala con cojines e incienso donde uno puede sentarse a leer tablillas del Corán y otras manifestaciones literarias al más puro estilo persa.
Salí muy satisfecha de ahí, aprendí que palabras como persianas, azafrán y tulipán son préstamos del persa al español -y había otras tantas que no recuerdo-. En el vestíbulo final había una gran foto panorámica de una ciudad prácticamente troglodita cuyo nombre no recuerdo, una ciudad de tierra blanca parecida a la región de Capadocia, una foto inolvidable para cerrar la exposición.
Persia: Fragmentos del Paraíso estará abierta hasta marzo, vayan todos.
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