Friday, February 10, 2006

Día diez: Llagado de su sonrisa

Ya no va a dolerme el mar,
porque conocí la fuente.


¡Qué dura herida la de su frescura
sobre la brasa de mi frente!
Como a la mano hecha a los espinos
la hiere con su gracia la rosa inesperada,
así quedó mi duelo
crucificado en tu sonrisa.


Ya no va a dolerme el viento,
porque conocí la brisa.

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