Sunday, December 24, 2006

GOSPEL LEADERS por coincidencia...

Sábado por la tarde, centro de la ciudad de México.
Tras haber visitado la exposición de Gabriel Orozco en Bellas Artes -que me pareció interesante mas me dejó la sensación de que algo faltaba- decidí tomar un buen té en "Mumedi" café que alberga al Museo Mexicano de Diseño. Dadas las festividades navideñas y la euforia que ello provoca, pensé que el centro estaría hecho una plétora de consumistas, aunque para mi sopresa, no encontré tanta gente como esperaba. Así que fui a dar una vueltecita por el Zócalo -zólaco, como dije toda mi infancia- aprovechando la cercanía del café y para ver de paso, la decoración de los edificios que rodean esta plaza.
Para mi gran sorpresa, estaba en su apogeo el Festival Navideño del Distrito Federal y estaba empezando un concierto de Gospel Leaders venidos desde Chicago. La gente estaba atiborrada frente a la plataforma donde las cinco solistas desplegaban una energía impresionante y seductora; no pude menos que dirigirme hacia allá, el ambiente estaba buenísimo, todos gritaban, bailaban involuntariamente, coreaban tras aprender los repetidos estribillos y todos, absolutamente todos al unisono sonreíamos y movíamos las manos como las cantantes. Se sentía flotar la energía, la alegría y el entusiasmo junto con esa mezcla de blues, jazz y cantos cristianos.
Una hora después, todos seguíamos prendidísimos, yo miraba al suelo, y veía indistintamente todos los pies moverse al ritmo del piano, el bajo y el saxofón. Las cabezas por otro lado, ondulaban de derecha a izquierda siguiendo los coros, los brazos se abrían como si estuvieran en alabanza y desde niños hasta abuelitos mirabamos como hipnotizados al escenario sonriendo, siempre sonriendo, creo que hasta un par de personas intercambiaron conmigo algún "aleluya".
Entre las cosas que coreamos recuerdo "Come in this house", "Wade in the Winter", "Sweet Sweet Spirit" y "Amén".
De repente, detuvieron el concierto para que todos presenciáramos cómo entraban elementos de la guardia presidencial a bajar la bandera: el espectáculo es superlativo, y más cuando proyectaban los acontecimientos en tremendas y gigantes pantallas que rodeaban el escenario. Se escuchaban los toques marciales, las expresiones de asombro de los asistentes -y más de los que, como yo, presenciábamos por primera vez aquel evento- y cerca de cincuenta elementos doblaron hábilmente la bandera y se la llevaron a guardar -aún sigo pensando cómo se llama oficialmente ese acto ¿guarda de bandera?-. Apenas atardecía.
El concierto se reanudó con la presentación de las solistas: Precious Jewel Taylor, Bridgette M. Harrison, Deltra K. Farr, Tanya Walter y Shirley Jonson.
Desafortunadamente no se extendió mucho más, aunque todos gritábamos el tradicional "ooootraaaaa".
Y cuando creíamos que el espectáculo había terminado, anochecía y se encendió el zócalo completo en los muros que lo rodean, figuras navideñas y luces por doquier. Casi me acuerdo del recién fallecido Señor Velasco diciendo su tradicional y muy citable "aún hay más". Y con todas mis emociones saturadas, regresé a casa tras un fabuloso sábado de centro histórico en la Ciudad de México.
¿Qué mejor feliz navidad?