(トリニティ・ブラッド
Recientemente y debido a la labor dealerística de conocido fan, me enfrenté a Trinity Blood, un anime japonés basado en la novela homónima de Yoshida Sunao e ilustrado por Thores Shibamoto.
La historia transcurre en 24 episodios. Comparte muchas de las características comunes a los animes: tono épico, bagaje mitológico, siluetas humanas estilizadas, innovación en las propuestas narrativas y música amena además de pegajosa. Sin embargo, Trinity Blood posee una seducción muy especial, una vez que uno se sienta a verla, no quiere parar hasta terminar los episodios y acabar de una vez por todas por descifrar el chisme y la naturaleza de los personajes.
La trama trancurre en el futuro, en una era post-apocalíptica tras el Armagedón. Dos facciones mantienen una lucha mundial: los terranos contra los mathusalens, es decir, humanos contra vampiros, aunque éste último término no es usado sino de manera despectiva. La lucha es encabezada por el Vaticano por parte terrena, y por el Nuevo Imperio Humano los contrarios. Ambos procuran, pese a toda la violencia explícita, una coexistencia pacífica de las especies. Entre ellos, está la Orden RosenKreutz, un grupo de vampiros extremistas que pretende el exterminio de los humanos mediante una serie de asesinatos que logran que ambos imperior se enfrenten.
La lucha del Vaticano contra los RosenKreutz se lleva a cabo mediante una orden secreta entrenada para operaciones especiales -cualquier parecido con la realidad es meramente coincidencia o quizás sólo una suposición japonesa-: Los "AX" comandados por la cardenal Caterina, condesa de Milano y además hermana de un Papa, niño. Las fuerzas especiales "AX" hacen uso de todos sus poderes suprahumanos para combatir el vampirismo extremista o terrorista: una retahíla de monjes, robots, William Wordsworth, agentes de entrenamiento especial -también monjes-, tecnología de punta e incluso, usan a un personaje simpatiquísimo, el padre Abel Nightroad, un vampiro-monje que se alimenta de la sangre de otros vampiros y que al final resulta hijo de Lilith, ¡sí! la primera esposita de nuestro padre, Adán.
Muchos chismes más transurren en la serie. Habría que verla. Yo diría que es de esas cosas que uno clasifica de "Higly Recommended".
Las tomas y el diseño son impresionantes, los escenarios son absolutamente poéticos: La Sagrada Familia de Gaudí, Istanbul, Albión (en vez de Londres), Budapest, Roma, Rumanía... y así...
Trinity Blood, una visión oriental de la tradición judeocristiana, entre otras cosas, porque me parece que la serie está hecha, en el fondo, para divertir, aunque el entretenimiento está absolutamente fundamentado en la historia occidental y uno siempre puede reconocer con gusto una muy original percepción externa.