Monday, January 30, 2006

PLAN

Combatiente,
que por primera vez te enfrentas con batallas para ti desconocidas, ocúpate en primer lugar de buscar el objeto de tu amor. Consagra luego tus esfuerzos a conmover a la joven por ti elegida y, en tercer lugar, a hacer durar tu amor. Estos son nuestros límites; en esta liza nuestro carro dejará su huella; a estos surcos tendrá que ajustarse la rueda lanzada a toda prisa.
Libro I, de El Arte de Amar
Ovidio

El Rey de Asine

(O Basiliás tis Asínis)

Y Asine... Ilíada


Toda la mañana miramos alrededor del castillo
comenzamos por la sombra allí donde el mar
verde y sin destellos, el seno desnudo de la nieve
nos aceptó sin requiebros como el tiempo.
Las venas de la roca bajaban desde lo alto
desnudas parras torcidas con muchas ramas avivando
el roce del agua, y el ojo mientras las seguía
luchaba por huir del balanceo fatigoso
perdiendo cada vez más fuerza.


Del lado del sol un ancho piélago abierto
y la luz rayando diamantes en los muros altos.
Ninguna criatura viva huidas las torcazas
y el Rey de Asine que buscamos ha dos años
desconocido olvidado de todos también de Homero
tan sólo una palabra incierta en la Ilíada
arrojada aquí como la máscara de oro sepulcral.
La tocaste -¿recuerdas su sonido?- hueco en la luz
como tinaja vacía en la tierra escarbada;
y el mismo ruido en el mar con nuestros remos.
El Rey de Asine un vacío bajo la máscara
en todas partes junto a nosotros
con nosotros en todas partes bajo el nombre:
"Y Asine... y Asine..."
Y sus hijos estatuas
sus deseos aletear de aves y el aire
en el espacio de sus cavilaciones y sus naves
atracadas en puertos invisibles;
bajo la máscara un vacío.


Tras los ojos grandes los labios combados los bucles
repujados en la cubierta dorada de nuestra existencia,
un punto sombrío viaja como un pez
que ves en la calma auroral del ponto:
un vacío en todas partes con nosotros.
Y el ave que el pasado invierno voló
con el ala rota escenario de la vida,
y la mujer que partió a jugar
con las canículas del verano
y el alma que llorando rondó el averno
y el lugar como la gran hoja de maple
que arrastra el torrente del sol
con las antiguas ruinas y la tristeza de hoy.


Y el poeta se retrasa mirando las piedras y preguntándose
acaso existen
entre estas destruidas líneas cumbres puntas concavas convexas
acaso existen
aquí donde se encuentra el paso de la lluvia del aire y de la ruina
existen, el movimiento de la cara el dibujo del cariño
de aquellos que se hicieron menos tan extrañamente en nuestra vida
de los que permanecieron sombras de olas
y pensamientos con la infinitud del mar
o quizá no, no queda nada sino sólo el peso
la nostalgia del peso de una existencia viva
allí donde permanecemos sin ayuda y doblándonos
como las ramas del horrible sauce
desplomado en la desesperanza
allí donde descienden por la amarilla acequia
lentos mimbres arrancados del fango
imagen de la forma petrificada
con la decisión de una amargura eterna.


El poeta un vacío.
Ascendía el sol guerreando con su adarga
y desde el fondo de la gruta un murciélago asustado
golpeó sobre la luz como sobre el escudo la saeta:
"y Asine... y Asine...". ¿ No sería él el rey de Asine
que con tanto esmero buscamos en esta acrópolis
tocando a veces con los dedos
su tacto sobre las piedras?


Asine verano de 1938- Atenas enero de 1940.
Giorgos Seferis

Wednesday, January 25, 2006

Las Nieves de Enero...

Pues después de casi un mes en el norte regresé con todo el espíritu regional y el mood de mi tierra.
Y este post no es sobre el frío de estos tiempos -que por cierto es mucho-, sino sobre la gran figura de Chalino Sánchez (Sinaloa,1960-1992), pionero de los tan típicos narco-corridos auténticamente sinaloenses, que inmortalizó la canción cuyo título lleva este post.
Hace días me descubrí escuchando sus grandes éxitos -cortesía de mi abuelo y de Jhonny- y caray, quise escribir esto porque aunque no pretendo hacer aquí un panegírico de Chalino, considero que es alguien digno de conocer.
En realidad todo empezó desde que en casa de mis abuelos escuché Las Nieves de Enero cuando aún era muy chica, a mis primos y a mí nos gustaba cantarla mientras nos tapábamos la nariz para emular la peculiar voz nasal de Chalino. Así, descubrí lo popular que era este personaje, sin duda, ha sido uno de los ídolos del pueblo sinaloense durante décadas, venerado casi como un santo por su efigie de "benefactor". Sus corridos fueron más allá de las fronteras del estado, y fue celebrado en todo el norte del país y en el sur de Estados Unidos.
¿Qué lo hizo tan popular?
Yo que no gusto especialmente de la música tradicional norteña, gusto de Chalino por las historias de sus canciones, la métrica y las tramas son como una evolución del 'romance del medioevo español', son absolutamente intrigantes, divertidas y verosímiles, generalmente tratan de narcotráfico, héroes populares, asesinatos, vendetas, romances trágicos, etcétera; como les decía, su peculiar voz nasal lo ha hecho único entre los cantantes norteños; su carisma y su ánimo ante la lucha de clases sociales y la denuncia del ámbito alrededor del narcotráfico lo han llevado hasta esa popularidad.
Más aún, en enero de 1992 mientras daba un concierto en Los Ángeles fue víctima de un atentado del que nunca se descubrió nada al respecto, no fue herido en esa ocasión y el acto sólo incrementó la atención de la gente en la figura de Chalino; en mayo del mismo año daba un tremendo concierto en Culiacán aún celebrado y recordado por muchos, tanto, como que a la mañana siguiente su cuerpo fue encontrado en los alrededores de la ciudad con dos balas en la cabeza.
Largo luto se mantuvo en todo Sinaloa. Por supuesto los rumores no se dejaron esperar, ¿habrá sido una venganza entre narcotraficantes? al parecer esa fue la creencia popular, pues la música de Chalino denunciaba muchos acontecimientos al respecto. Las cosas se agravaron cuando un par de años después murió también Chalinillo (hijo) en un supuesto 'accidente'.
Hoy en día, a más de una década de su muerte, aún sigue sin aclararse dicho asesinato, pero su música sigue tan popular como entonces, inclusive podría decir que más.
En el último semestre de la universidad, en el Seminario Monográfico de Cuento me sorprendió que un texto de Crosthwaite incluyera un epígrafe con un par de versos de Chalino, recuerdo con qué alegría leí esa vez.